Mi cara y tu cara....

Ya tienes 24 días de vida y apenas puedo darme cuenta de cómo has crecido, de como se agranda tu cuerpecito. Fijas la mirada en las cosas. Sonríes, sí, sonríes.


Hoy te llevé a mi dormitorio a pasear y te mostré mis peluches. Te reíste al verlos en una delicada carcajada que hasta tu mamá se sorprendió. ¿Y yo? Feliz.


Cuando seas grande te llevaré a dormir a mi cama y te dejaré en la almohada regalitos que te atraerán. Jugaremos a los títeres, a poner caras cuiriosas y a comer golosinas. Ya verás.


Y sabes que está pasando ahora? Te estás acostumbrando a que te pasee y te converse. Te invento canciones porque no se me ocurre ninguna y hasta te dormiste en mis brazos hoy mientras te cantaba una canción de cuna que cantaba a tu mamá. Y te dormiste.


Tan apacible y dejada.


Eres tan hermosa, tan dulcísima.


Han pasado tan solo 24 días y pareciera que tantas cosas ya has vivido.


La ropita ya te queda pequeña y mamá preocupada busca de la que tiene guardada, gracias al gentil auspicio de Camilo, un bebito hijo de una amiga que guarda ropa para ti. Solo tienen unos meses más que tu. Es una suerte.

Ya te bañas y eso te relaja. Sigues cosas con la mirada. Te ríes. Y eres una gruñona total.

Siempre esperando la teta. Tu vida es la teta.


Ya habrá tiempo para cuando estes más tiempo despierta y con menos hambre para jugar.

Por ahora me da gusto verte como te pegas a tu teta, como una cachorra huraña que busca la comida antes de que se acabe.

Te amo.

Siempre te lo diré.

Te amo.